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MIDSOMMAR - CRÍTICA

  • Por: Aceves117
  • 2 oct 2019
  • 4 Min. de lectura

Actualizado: 28 oct 2020


Hace unos años tuve la oportunidad de ser parte de un encuentro espiritual sumamente inquietante. A diferencia de grupos religiosos como la comunidad católica, en donde la búsqueda de dios erradica en el conocimiento y ejecución de la doctrina, que se complementan con la realización de ritos que se practican en su mayoría en la iglesia cada domingo para conmemorar la memoria del cristo, este grupo por su parte se juntaba cada seis meses en compañía de nuevos miembros quienes eran invitados por los mismos de la comunidad para que formaran parte de la experiencia espiritual que estos trataban de transmitir. Para no hacer el cuento largo, y sin tratar de sonar a disco rayado, pues muchos quien ha ido a esos encuentros saben que aquello que se vive es sumamente fuerte y personal, y siempre salen con el guion que dicta “no te lo puedo explicar, tienes que vivirlo”, si me lo pregunta, mas allá de mis creencias personales, considero que es su mayoría aquellos que nos sumamos a estos encuentros somos individuos que bien estamos dispuestos a buscar una perspectiva diferente o algo a lo cual aferrarnos, y es que en un sentido estricto, la búsqueda de Dios siempre nos lleva a pertenecer, a veces a una persona, a veces a un lugar, o a veces a una profesión o estilo de vida. Como sea, esta pequeña anécdota me sirve como introducción a la recién lanzada Midsommar, una película que si vi hace apenas unos días y me dejo mas helado que cualquier otra película de terror en lo que va del 2019. Esto puede ser debido a la anécdota recién citada, que si bien no es precisamente densa y omito prácticamente todo cuanto viví, la cinta evoca en mi viejas conjeturas que hice en mi paso por aquella introspección espiritual.

Entonces, ¿de que va Midsommar si se puede saber?. Como tal, la película sigue de cerca a Dani, una chica quien vive en una relación asfixiante con su pareja Christian, personaje quien pretende terminar con ella a inicios de la historia si no fuera porque justo al inicio, Dani vive en carne propia una de las peores tragedias que pueden ocurrirle a cualquiera, la muerte de toda su familia en terribles circunstancias. Como era de esperarse, Christian no ve cuando para poder romper con Dani, pero ante tales acontecimientos decide apoyarla invitándola a pasar algunos días en una comunidad alejada en Suecia, en compañía de sus amigos Mark, Josh y Pelle. Es así como en tan desafortunada situación inicia Midsommar, ya que mas temprano que tarde, el uso de sustancias psicotrópicas y ritos paganos de los lugareños del poblado vislumbran una historia en la que su protagonista es una pasajera en una montaña rusa visiblemente escueta y normal, pero que empuja con fuerza y sin descanso. Y es que sin ser especialmente compleja, la trama se cose a fuego lento y nos introduce lentamente en una historia simple y grotesca, pero con un encanto y profundidad fuera de toda dudas.

En cualquier caso, paso aquellos que hayan visto cintas como “El hombre de mimbre” o en su defecto el remake de la misma “El culto siniestro”, la cinta aborda temas similares que sin duda no dejara indiferente a quienes gusten de esta clase de historias. Aun así, sin estas cintas no te suenan, es un tanto evidente gracias a los avances que los lugareños del poblado no son lo que aparentan, así que las intriga y el desconcierto que producen las tradiciones de estos son, inequívocamente la magia de todo el discurso, y es que sin ser especialmente original, el director Ari Aster (director de la obra Heredentary) utiliza como base claras referencias de las cintas antes citadas, para crear algo nuevo y sumamente atrayente. De mas esta decir que el apartado visual y su estética es increíble y cuidada hasta el exceso, prueba de que esta es una película de autor con un montón de ideas y formas de encarar una historia que de buenas a primeras puede llegar a ser predecible.

Como sea, no voy a mentir, y decir verdad la película llega a ser grotesca e incomodad, y aunque esto pudiese sonar como un tropiezo, lo cierto es que su exceso denota una clara intención por vivir la escena y tratar de emparejar al espectador en cada una de las situaciones para que este no sea indiferente. A esta alturas, supongo que conecte con la cinta precisamente por haber sido parte de un viaje a una comunidad para aprender nuevas formas de relacionarse y entenderse a uno mismo a un nivel espiritual. Con esto no quiero decir que me quite la camisa del escepticismo y comencé a creer, pero la película supone una mirada a esas comunidades en donde, aunque no lleguen a cometer actos tan barbáricos como el sacrificio humano, sin muestra una faceta del hombre que de forma irracional, en aras de seguir sus tradiciones y ritos para estar en contacto con dios, las acciones y sacrificios que este puede llegar cometer en nombre de la paz espiritual, es de temerse. La película busca que empaticemos con los pobladores y entendamos la costumbres sin juicios o argumentos, pero no pierde tiempo para mostrarnos el horror y o miedo que pueden provocar volver a las viejas costumbres. En una entrevista escuche que Ari Aster quería hacer una película en la no hubiese monstruos o entes demoniacos, si no que quería explorar el miedo que nosotros infundimos ante la irracionalidad que comprenden las tradiciones o rituales enfocados a satisfacer una necesidad espiritual, y creo que en eso Midsommar da en el clavo. Al final o te gusta o no te gusta, por lo que veo en internet la opinión esta divida, pero en definitiva, si lo que se busca es solo pasar un buen rato, creo que la película de It Chapter Two todavía esta en salas, pero si realmente se quiere explorar una historia fuerte pero con un final que da para la reflexión o el análisis, Midsommar es por mucho una un hueco en la agenda que no tiene desperdicio. Sin duda, lo mejor del genero en lo que va del año.


 
 
 

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