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NEON GENESIS EVANGELION - EL ENCUENTRO CON UNO MISMO

  • Por: Aceves117
  • 11 jul 2019
  • 10 Min. de lectura

Actualizado: 28 oct 2020


Durante un tiempo en mi bachillerato tuve la oportunidad de aproximarme al anime con Naruto, anime que si bien, nunca espere nada de él, mis ganas de continuar con el siguieron hasta que al punto de ver su conclusión con Naruto Shippuden en marzo de 2017. Para ese momento, mi hambre por consumir anime creció al grado de buscar entre foros y tops recomendaciones para próximas maratones, y aunque me encontré con material más que interesante que me gustaría abordar en otra ocasión, sin duda no fue hasta que llegue con Neon Genesis Evangelion cuando por fin, encontré el amor a esta gran disciplina.

Ha habido toda una ola hype desde que Netflix anuncio que Evangelion sería transmitido por su sitio, lo que provoco invariablemente que la seria volviera a ser relevante. Para este punto, considero que si bien, Evangelion forma parte de la cultura mainstream, eso no quiere decir que su valor como obra se haya diezmado, al contrario, para fortuna de los usuarios de Netflix, es una suerte que la serie haya podido aparecer en la plataforma de streming más conocida hasta el momento. Y ahora que está con nosotros, la posibilidad de que nuevas audiencias llegue a verla es un logro para una obra que pide ser escuchada. A lo que voy con todo esto, es que al igual que con otros escritos similares, mi intención es hacer una análisis sobre la importancia de Evangelion, sus significados y, porque no, retomar una vez más una serie que ha marcado de forma positiva, la vida de muchos, incluyéndome. Pero ¿Cómo?, ¿por dónde se empieza?. Es aquí cuando el viejo refrán “No juzgues a un libro por su portada” no podría ser más cierto. Y es que al igual que las personas, Neon Genesis Evangelion no es lo que parece.

Lo interesante de la serie es su forma tan pausada al presentarse, un ritmo que desde el comienzo nos introduce lentamente a una historia donde un niño llamado Shinji, espera en una cabina de teléfono a su chofer. Hace una llamada, no hay respuesta y se pregunta por qué binó, pero sin presionar acepta su situación y opta por no continuar. A su vez, en la ciudad suena avisos de desalojo y evacuación, algo grande esta por ocurrir. Shinji cree haber visto a alguien, pero ha desaparecido, hay una explosión, y entre bosques y edificios aparece una criatura gigantesca que arremete contra las fuerzas del ejército de Japón. El fracaso es inaceptable, y entre militares y burócratas se decide poner en marcha un arma secreta, la última esperanza de la ciudad. Shinji, que ha sido recogido por Misato, se adentra en una instalación bajo tierra llamada el Geo-frete, allí lo espera su padre. Shinji se dirige así su encuentro entre conversaciones distantes para él, su encuentro con su padre se aproxima, y entonces en el interior de una sala oscura, se revela el Evangelion unidad 1. Su padre está ahí. Se revela la verdad sobre la llegada de Shinji, él ha sido escogido para pilotar el robot. Shinji entre el llanto enfrenta a su padre, “¿Por qué yo?”, a lo que su padre contesta “¿Por qué te necesito?”.


La primera vez que vi esa escena, Shinji me parecía increíblemente insoportable, ¿Quién no quisiera pilotar un robot de 80 metros?. En un principio fue así, pero como las cosas se dicen fácil y solo los hechos hablan cual palabras en el texto de la historia, pregúntense ¿de verdad se subirían a un robot a pelear contra una criatura que pudiese matarlos en cualquier descuido?. La respuesta a eso viene enmarcada en el personajes de Shinji, y como pasara en cualquier historia, Shinji es nuestro avatar, y a diferencia de personajes como Naruto, Goku o Luffy, nadie en su sano juicio arriesgaría la vida ante una situación tan precaria, irónicamente Shiniji tampoco, pero nadie quisiere ser como Shinji, es solo un cobarde ¿por qué? A diferencia de historias que cuentan como el héroe supera una serie de obstáculos para convertirse una figura a la cual aspirar, Neon Genesis Evangelion cuenta con un protagonista que a primeras luces es un reflejo de nosotros, una imagen imperfecta que el mejor de los casos, verlo resulta incómodo, y esa incomodidad a su vez, es la razón por lo que la serie brilla.

Entre tanto, no me quiero extender hablando de que va la serie, que al fin y al cabo para aquellos que es su primer acercamiento, invariablemente Neon Genesis Evangelion pertenece al subgénero de los Mechas. Para poner un poco de contexto, estamos en un futuro distópico, un evento de proporciones abismales destruyó a la mitad de la raza humana, dejándola diezmada y al borde de la extinción. Quienes luego vivieran después de aquel horror recordarían aquel día como el segundo impacto. Años más tarde, durante el arranque de un nuevo proyecto que podría salvar a la raza humana llamado la Instrumentación Humana, hacen aparición los denominados Ángeles, criaturas gigantescas que pretenden obtener un objeto llamado Adam, y causar un tercer impacto. Ante tales hechos, Nerv, una organización secreta, anticipando la llegada de los Ángeles años atrás, estos crean a los Evas, organismos mecánicos de gran potencia con el propósito de hacerles frente a la reciente amenaza. Pero hay un pero, no pueden ser pilotados por cualquiera, hace falta un niño. Shinji, quien es manipulado por su padre, opta por pilotar el Eva a costa de sus propios deseos. De pronto ocurre una explosión, lo que termina por ocasionar un derrumbe dentro del recinto. Entonces el Eva se activa inesperadamente salvando la vida de Shinji. Ambos, máquina y niño están vinculados desde el principio, enfrentan la criatura, pero luego, Shinji, despierta en un hospital solo y abrumado. Y así es como el telón de la obra se abre. En ese sentido, me gusta pensar en Neon Genesis Evangelion es como un pastel, en donde sus combates y ese espectáculo bombástico es el estético y delicioso betún, y sus personajes su centro cremoso. Y es que a falta de buenas analogías, solo diré que la serie y sus obvias referencias crean un aura metafísica sumamente atrayente, en donde el hombre y su buscada por la trascendencia universal trata inequívocamente de mostrar un punto, Dios no importa, lo único que vale es lo que vemos es a través de nuestros ojos. Nosotros somos nuestros propios Dioses y Demonios.


Por su parte, si les digo que la serie se siente cual pelea de Dioses tratando de reparar su error con la humanidad, la serie no se anda con rodeos y te lo muestra. Los combates y su ritmo, en ocasiones muy coreografiado denota la habilidad de Hideaki Anno (su creador) para sumergirnos en los combates en cuestión de segundos, de hecho me sorprende que en la mayoría de los batallas, aunque vistosas y extravagantes, siempre se añade ese lado humano en donde todos colaboran para someter a una fuerza imparable. Cada evento en el cual los Evas se ven involucrados, es un logro para la humanidad, y se nota. Me encanta porque en un momento los Ángeles parece tener todas las de ganar, y al otro el ingenio de todos formula la estrategia perfecta para asestar un golpe mortal. Es increíble, y cada una de las batallas apelan un nuevo reto, a tratar de igualarse aun con todos los vientos en contra, y es sublime. En cuestión de segundos el enemigo deslumbra con un ataque desbastador, y al siguiente la humanidad y los EVAs dan mejor que tienen a merced de las probabilidades. Es increíble, y la combinación de estos elementos no podría ser mejor, hasta que caemos en cuenta de que es un niño el que está pilotando, y todas esa ideas de lo cool que es pelear contra una mole de 100 metros se caen y volvemos a esa cruda realidad en la que “el mayor bien para el mayor número de individuos” es la norma, y si tienen que morir niños, que así sea.

Como tal, es bien sabido que Anno pasó por una seria depresión durante la serie, y su forma de ver el mundo está enmarcada en todos sus personajes. En ese sentido, a diferencia de lo que pudiese pasar en otros animes en donde siempre hay personajes blancos, todos los personajes de Evangelion son un claro ejemplo de la condición humana y su cambio constante a través de las relaciones sociales que estos sostienen. En ese sentido, Shinji deslumbra sobre el resto gracias a su complejidad y su forma tan brutal de como evadir el dolor a consta de su soledad, lo que lo convierte en todo un popurrí de emociones reprimidas que desembocan en un profundo odio, primero hacia su padre Gendo, y luego a si mismo por no estar a la altura de lo que se espera de él. Shinji es constantemente manipulado y en su afán por no contrariar a nadie, termina por ser más que una herramienta que sufre y padece las consecuencias de su desprecio a sí mismo. Ese “porque te necesito” que le dice su padre Gendo lo atormenta porque no sabe su padre lo valora o lo desprecia, y cada vez que es premiado con alguna frase positiva, lo alienta a seguir tal y como esta, vivir esperando la siguiente observación a espera de que puede llegar a entender a su padre. Y al igual que Shinji, todos los personajes de Neon Genesis Evangelion son todo un caso. Misato por ejemplo, es por mucho mi personaje favorito en este apartado. Sin irme muy lejos, ella representa el deseo y la lujuria que Shinji y su promiscuidad experimentan desde sus adentros, y aunque en efecto, la serie hace su trabajo para mostrárnosla de la forma más sexosa posible, esa idea de la líder y comandante de operaciones sexy se rompe en mil pedazos cuando sabemos sus motivaciones. Misato odia a su padre por no haber estado a la altura de su puesto como figura paterna, y sin embargo su odio hacia los Angeles y su deseo de venganza por el sacrificio de este en el segundo impacto, la vuelven una mujer que vive en una dualidad donde lo único que tiene, es un hombre que no sabe si amar u odiar por parecerse tanto a su padre. Eso la atormenta, y en su momento más bajo, aquella visión de sí misma la avergüenza y la jode por considerarse sucia y perversa. Y es así con todos sus personajes. Asuka es una niña egocéntrica que menosprecia al resto de sus iguales por no estar a su nivel. Y sin embargo en el momento que más necesidad, ella falla y su error la perturba y minimiza al grado de odiar a todos aquellos quienes la apoyan solo por ser conscientes de su fracaso, todos alguna vez fallamos, y sin embargo para Asuka, fallar representa ser igual a los demas, y ser igual que alguien que considera poca cosa la hace en menos que nada, para Asuka, ella no vale nada. Pero de qué sirve todo ese odio, y esa furia sin un trasfondo. Su necesidad por ser admirada no es más que un viejo trauma del pasado por el suicido de su madre. Esta se quitó la vida tras la separación de su esposo, y al no encontrar otro camino decide suicidarse a costa de la vida de su hija. Asuka pide la atención que nunca recibió de una madre que solo la consideraba una muñeca. Incluso Ritsuko, una personaje que a primeras luces evita el profundizar en si misma por considerarse aburrida, lleva una relación inquietante con Gendo Ikari, alguien quien mantuvo la misma relación afectuosa con su madre y que se da a entender que lo sigue porque es lo que hubiera hecho su progenitora, a pesar de que en ambos casos, el afecto de Gendo es más un martirio que una buena compañía. Ritsuko y su devoción a la ciencia y el estudio la ha hecho caer en garras de un hombre egoísta al cual deposita su confianza porque cree que no tiene a nadie más, y siente que es su deber seguirlo porque así lo hubiese hecho su madre.

En otras palabras, cada uno de los personajes de Neon Genesis Evangelion tienen una o más caras que se nos van revelando conforme vemos la serie, y cada una de ellas resulta ser cada vez más personal, intima, profunda, no muy alejadas de la realidad de todos nosotros. Lo que los hace tan diferentes al del resto de personajes secundarios, es que al igual que las personas, uno no puede juzgar a alguien sin siquiera conocerlo, mucho menos pensar que lo que dice y hace es realmente lo que piensa, y en eso, Evangelion nos revela que una cruda verdad, no podemos conocer a los demás, sin siquiera conocernos a nosotros mismos. La serie juega con este concepto una y otra vez con Shiji al mostrarnos todas sus inseguridades, deseos y anhelos al grado de no entender sus verdaderas motivaciones. Shinji busca la admiración de su padre, pero en su camino se topa con que todos le necesitan para pilotar en Eva, y esa necesidad de admiración lo convierte en alguien frágil, y cada vez que cree que decepciona a alguien, se decepciona a sí mismo. Él dice que no le gusta el dolor, que no quiere ser lastimado, pero cuando por fin encuentra un ancla al cual sujetarse, su miedo por no decepcionar a nadie lo controla y lo atormenta hasta tocar fondo, sin saberlo, está hundido y no ve porque salir de esa fango al que llamamos “Decisiones”.

El ser humano es complejo, y Neon Genesis Evangelion sabe que en la vida, las decisiones que tomamos nos definen. A estas alturas, uno pensaría que la serie, al igual que sus personajes, toca fondo, y lo cierto es que así como su primicia ominosa y esa necesidad por descubrir quiénes somos la encamina por una narrativa de depresión y cinismo, pero al final, sus tan especiales dos últimos episodios nos recuerdan que nada de los que has visto importa, sino aprendes a, primero, tomar las riendas de tu vida, y segundo, amarte a ti y a los que te rodean. Shinji no tiene un propósito porque nunca se ha detenido a pensar que es lo que realmente quiere, y tomar una decisión cuesta, pero no importa que tan difícil o doloroso sea, al final lo que importa es tener la iniciativa, la de ser bueno o no con tus semejantes, la de conocerse a uno mismo y buscar lo mejor a costa de las dificultades, la de seguir creciendo y auto superarse aun con las cartas en tu contra. La serie termina con un mensaje positivo, el tratar de romper ese escenario al que llamamos vida y realmente vivir. Cuando Shinji entiende su individualidad, este comprende que de nada le sirve alejarse de los demás, si al final todos formamos parte de la historia de vida de los demás, y la idea de volverlos a ver lo alienta a seguir, conocer gente nueva, contar historias nuevas. Aprende que el dolor forma parte del viaje y entiende que aunque el sufrimiento es inevitable, la compañía, la comunicación y el entendimiento con otros individuos es lo que nos hace humanos. Hideaki Anno nos obsequia una felicitación, una carta de despedida a sus seres queridos, y un agradecimiento a sus más allegados. El sabe que el camino es difícil y lleno de obstáculos, pero si no está en nosotros el recorrerlo, de nada sirve seguir adelante. Al final, lo único que queda es su mensaje, y espero que al igual que yo, puedan ver el valor de esta gran obra, que a más de veinticuatro años, sigue moviendo los corazones de muchos.


 
 
 

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